jueves, 29 de enero de 2009

vacaciones

Han sido unas vacaciones largas largas largas muy largas.



Desde hace varios años mi humor ante las vacaciones es muy contreras. Mientras en la primaria los niños morían por tener largos periodos de juegos y cursos de verano y viajes y excursiones, yo sufría pensando en lo extremadamente aburrida que me sentiría. Luego en la secundaria-prepa nadie quería vacaciones porque decían que extrañarían a su grupito de amiguitas y romancear en los recreos y blah. Yo amaba las vacaciones porque la secu-prepa fue un calvario para mí, y ansiaba los periodos de vacaciones para leer y ver tele y leer y dormir, dormir, dormir.



Ahora por primera vez coincidía con los demás y ya quería vaciones, para poder dormir de nuevo más de tres horas seguidas en una noche. Pero estas vacaciones han resultado tediosas como soportar las misas de inicio de año en la prepa.



Aún así, me da hueva que se acaben. Yo sólo quiero dormir.

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Hace mucho dejé de hacer propósitos de Año Nuevo. Cuando dejé de recibir regalos dejé de sentir "espíritu navideño" y no entiendo el furor que causa esa época, y menos entiendo el "felicidades"...no, en serio, ¿por qué las felicitaciones son personales? se supone que se celebra el nacimiento de Jesús, entonces ¿por qué la gente se felicita mutuamente como si fuera un mérito o algo así?



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Descubrí que en la sangre cargo lo ranchera y me pongo muy nerviosa cuando miro a los ojos a gente que acabo de conocer, o a los meseros o empleados de almacenes, librerías, etc... Eso me hace parecer màs mamona de lo que de por sí aparento. Sucede lo mismo cuando algún desconocido se dirige a mí, aunque sea para pedirme la hora. Entro en pánico y casi salgo corriendo. No se por qué lo hago. Es más, después de que sucede me siento frustrada. ¿No sería más lindo ser una jovencita coquetona, que respondiera a las palabras con una voz dulce y una mirada directa con pestañas presumiblemente largas? Pues sí, sería más lindo. Pero mi voz es más bien grave- sin ser sensualmente ronca- de pésima dicción y un intermitente ceceo, mis pestañas son cortitas y caídas- el rizador ayuda, pero no hace milagros-. Y mi mirada puede ser fuerte, pero cuando aun no tengo confianza hago lo posible por evitar el contacto visual. Pff.



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Lo extraño a veces sí y a veces no. Recuerdo que las dos primeras semanas fueron una tortura. Después me vi obligada a recluirme y pasar dos semanas en cama y sin contacto con mucha gente - él incluido-. Después seguí si verlo y hace una semana lo volví a ver. A veces creo que él también me extraña. Es más lindo y más atento y más coqueto y menos malavibra, pero las últimas veces que de la nada se comportó así, fue cuando me soltó la noticia de que tenía - o tendría pronto- una nueva novia. Así que tengo miedito.



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Mi nuevo horario está jodidísimo. Tengo esas clases que son de 1 a 3, hora en que la mayoría se va a comer a su casa o entra a algún taller, además de una clase en el turno de la tarde, por lo tanto mis horas escolares estan muy mal repartidas. Pero al menos me tocaron profesores supuestamente buenos.



A ver...( me caga cuando en vez de esto último, alguien escribe "haber")