But for chips and for freedom I could die...

Ahora soy de esas personas que comen muy sano y leen las etiquetas para ver cuantos carbohidratos, azúcar, calorías y grasas saturadas traen las cosas. No como pan, no como más de 2 tortillas, como fruta tres veces al día, mi comida - pescado casi diario,de preferencia salmón- la acompaño de verdura. Los refrescos no existen en mi universo: sólo tomo agua pura, té con splenda, o atole de avena - y café, muy contadas veces-. Me estoy acostumbrando a eso de hacer ejercicio aeróbico diario, en vez de mis relajantes clases de pilates 3 veces a la semana.
No es por elección, aunque ya tenía un tiempo consumiendo frutas, verduras, soya y algunos lácteos ( era ovolactovegetariana), y hasta eso tuve que cambiar: por prescripción médica debo volver a comer carne, así que estoy empezando a perderle el asco, y por ahora sólo puedo con el pescado, el pollo aún me parece vomitivo. Pero el ser ovolactovegetariana no me impedía comer chatarra, postres, o pasta de vez en cuando. Ahora no puedo.
Lo que me da hueva de esto, esque me he convertido en la chava que siempre dice " no gracias" cuando le ofrecen un dulce, o papas, o un trago de refresco; la que dice " no puedo" cuando la banda dice que hay que ir por las memelas, por un frappe, por un pay, por un helado. Y claro, todos me ven con cara de " pincheviejamamonaesclavadelasdietas" y nada más tengo que sonreír cuando me insisten y repetir " en serio, gracias pero no puedo".
Y lo confieso: maldigo al Sol, a Ometéotl, a dios, al niño predicador, a Buda, al dios Eolo y a Tonantzin, cada que paso por una heladería o por una buena pastelería y el olor me hace querer romper los aparadores y robar un pastel o un litro de helado y chingármelo entero yo solita.... repinches genes, reputa herencia, reputísima prediabetes.