sábado, 11 de abril de 2009

Parèntesis

Estos tres dìas me sirvieron para apartarme de las porquerìas habituales de cada dìa, pero me han traìdo nuevos conflictos y un poco de cruda moral, pero todo en menor grado que antes asì que creo que es justo.
Lo ùnico que no es hacer un viaje infernal de casi 12 horas, desde la costa al centro, haciendo mil paradas por el asqueroso istmo de Tehuantepec y llegar madreadìsima a mi casa y toparme con nuevas malas noticias.
Mi tìo favorito lleva un tiempo enfermo, y la enfermedad junto con los tratamientos le han acabado el cuerpo y lo vi hace un par de meses y fue algo demasiado impresionante. Èl siempre fue gordo y tenìa energìa para todo y estaba todo el tiempo alegre aunque su expresiòn fuera seria. Hace dos meses, en cambio, me topè con la sombra de èl, habìa adelgazado demasiado, la piel del cuello le colgaba, sus ojeras era demasiado pronunciadas, y su nariz destacaba mucho de su cara demacrada. Casi no pude hablarle, estaba exhausto la mayor parte del tiempo, y hablaba con cierta dificultad. Sòlo al despedirme pude hablar`un poco con èl y me costò mucho trabajo, y sentì algo raro en el estòmago. Tenìa ganas de llorar.
Pero parecìa que ya estaba mejorando, hasta que hace poco escuchè que tuvo una recaìda. Hoy, al bajar del autobùs, me dijo mi madre que mi tìo tuvo convulsiones en la mañana y despuès cayò en coma, y los ineptos de urgencias ni siquiera querìan atenderlo porque dicen que ya no hay nada que hacer. Y estoy como si nada hubiera pasado, pero al mismo tiempo no me parece cierto que se apague asì de ràpido y asì de feo y ahora. Simplemente no. Èl no.
Lo irè a ver el mièrcoles pero no quiero. Detesto ver a la gente en estado de coma. Cuando mi abuelo estuvo asì sòlo lo vì unas cinco veces en màs de un año, no por cabrona, sino porque me inquieta demasiado y me siento infinitamente frustrada al ver el cuerpo de alguien que quiero, asì, tendido, entre dormido y muerto, y me siento estùpida hablàndoles y no puedo simplemente ir a pararme a un lado y observarlo mientras unas maquinas lo mantienen sin vida y sin muerte.

1 comentario:

Borchácalas dijo...

Pues ni que decirle. Pasó algo parecido con mi abuelo. Cuando murió, después de tanto sufrir, parecía más vivo que los últimos días que vivió.

Creo que le comprendo a cierto modo